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Doñana se seca: es hora de cambiar las reglas

Sobre el blog

Marta Santafé
Consultora especialista en Medio Ambiente, Sector del Agua y Planificación Hidrológica | Directiva Marco del Agua (DMA) | Gestión de sequías e inundaciones | Promotora ODS y Agenda 2030 | LinkedIn Top Voice Sostenibilidad 2022
  • Doñana se seca: es hora cambiar reglas

Doñana: un enclave único cada vez más amenazado

El Espacio Natural de Doñana, constituido por el Parque Nacional y el Parque Natural de Doñana, se localiza en el extremo occidental de Andalucía (España) un territorio de más de 50.000 hectáreas distribuidas entre las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, que albergar una biodiversidad única. Y es que, en este entorno natural único encuentran refugio algunas de las especies más emblemáticas de la geografía española, como el lince ibérico o el águila imperial, ambas en peligro de extinción. Pero, más allá de su privilegiado enclave geográfico (a caballo entre África y Europa, entre el Atlántico y el Mediterráneo), Doñana es un humedal único en Europa que sirve de refugio a miles de especies de aves africanas y europeas.

Su extensión y situación estratégica, en la confluencia entre las regiones mediterránea y atlántica, por un lado, y entre el continente europeo y el africano por otro, convierten a este espacio natural en una de las zonas húmedas más importantes de Europa.


Fuente: Parque Nacional de Doñana

Desde la primera declaración del Parque Nacional de Doñana se han venido sucediendo distintos reconocimientos internacionales sobre el espacio natural que resaltan aún más si cabe la gran importancia e interés de sus valores naturales y culturales. Su relevancia internacional se pone de manifiesto por la inclusión de todo o parte del territorio del espacio natural en importantes redes supranacionales de extraordinario prestigio (Fuente: Junta de Andalucía y Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico):

  • Reserva de la Biosfera de la UNESCO (1981). Ampliación en 2016 hasta las 268.294 ha.
  • Patrimonio Mundial de la UNESCO (1994)
  • Red Natura 2000
  • Zona de Especial Importancia para las aves (ZEPA)
  • Zona de Especial Conservación (ZEC)
  • Convención RAMSAR relativa a los Humedales de Importancia Internacional (1982)
  • Lista Verde Áreas Protegidas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza(UICN), (1985).
  • Otros reconocimientos:
  • La Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS), (2006).
  • El Diploma del Consejo de Europa a la Gestión y Conservación, que ha ido renovando cada cinco años hasta la actualidad.

Los espacios protegidos desempeñan una función decisiva para la conservación de los ecosistemas y la supervivencia de las especies y para el mantenimiento de los procesos ecológicos y de los bienes y servicios ecosistémicos. Son uno de los instrumentos fundamentales para la conservación in situ de la biodiversidad, sin embargo, las figuras de protección por si solas no están frenando los impactos que afectan al entorno de Doñana

Pese a todos estos reconocimientos y figuras de protección, Doñana se enfrenta a la falta de agua, el líquido vital que da soporte a toda la biodiversidad y riqueza de la zona. El sistema llevaba ya años dando señales, alertando sobre los efectos críticos que el uso descontrolado del agua estaba teniendo sobre la biodiversidad de este espacio singular. Se lleva observando, año tras año, cómo Doñana pierde biodiversidad y resiliencia frente al cambio climático, debido fundamentalmente a la sobreexplotación de los acuíferos que alimentan este humedal (se calcula que actualmente el acuífero principal que nutre a Doñana está por debajo del 30% de su capacidad).

Más recientemente, la situación se ha complicado. A la sequía y la sobreexplotación de las aguas subterráneas se le ha añadido una nueva amenaza: la incorporación de numerosas tierras de regadío, muchas de ellas abastecidas de forma ilegal.

¿Por qué estamos ahora en el peor momento?

La Junta de Andalucía aprobó el pasado 9 de febrero de 2022 una proposición no de ley por la que legalizará 1.500 hectáreas de cultivo en el entorno de Doñana (podría amnistiar hasta 1.900 hectáreas de regadío ilegal según las estimaciones realizadas por WWF). Una medida que permitiría la regularización de muchos cultivos que hoy en día son ilegales aumentando así la presión sobre un acuífero en el que, según autoridades de la zona y expertos, no hay agua suficiente.

Esta medida legislativa ha puesto en pie de guerra a las poblaciones que habitan el entorno del Parque Natural y no ha hecho más que poner de nuevo sobre la mesa un tema recurrente pero que, hasta la fecha, nadie se ha atrevido a materializar: la amnistía de pozos de agua subterránea que se llevan años explotando al margen de la legalidad (los motivos son diversos y sería un tema para tratar con más profundidad en otro post).

Lo cierto es que los pozos están ahí, sacando agua sin ningún tipo de control, y nos son pocos, son miles, hoy en día se desconoce la cifra exacta, aunque según un reciente estudio elaborado por WWF estima que la superficie regada actualmente con pozos ilegales podría superar las 4.700 hectáreas, el equivalente a más de 5.700 campos de fútbol (National Geographic)

Según WWF, el robo de agua sucede frente a la inacción durante décadas de las distintas administraciones, que no han controlado ni saben el agua que realmente se extrae de los pozos mientras se agotan los acuíferos.

Mientras que unos defienden esta iniciativa como una manera de poder equilibrar el desarrollo económico (principalmente del regadío de la zona y, en especial, el cultivo de la fresa y otros frutos rojos) con la protección del valor ambiental del espacio, otras voces son muy críticas ya que se piensa que la práctica de legalizar regadíos que hasta la fecha operan al margen de la ley lleva implícito un mensaje totalmente equivocado a usuarios futuros, un “efecto llamada” que podría generar incluso más presión sobre un acuífero que se encuentra al límite.

Además, según apunta Juanjo Carmona, coordinador de la Oficina para Doñana de WWF, “es un agravio comparativo para los agricultores, pues penaliza a aquellos que han cumplido con la ley y premia a los que han robado agua”(National Geographic).

Entre estas voces discrepantes cabe destacar que se ha constituido una coalición formada por 30 organizaciones ambientales europeas (European Anglers Alliance, European Rivers network, European Environmental Bureau, Wetlands International y WWF, entre otras), que han enviado una carta al Parlamento Europeo para denunciar la propuesta de legalizar hectáreas de regadíos localizadas en la zona norte de Doñana. En la misiva, esta coalición muestra su preocupación por la inminente legalización que amenaza y pone en serio peligro el futuro del mayor humedal de Europa, no sólo por las consecuencias ambientales que tendrá sobre los Valores Universales Excepcionales de Doñana reconocidos por la Unesco, sino también por la profunda brecha social e institucional que esta iniciativa ya ha traído a este territorio.

Además de esta coalición, un total de 25 sociedades científicas estatales que forman parte del Grupo de Sociedades Científicas por la Conservación del Patrimonio Natural (SOCINAT), junto con 1.109 investigadores y científicos del ámbito de la biodiversidad y geodiversidad, han firmado un manifiesto a favor de la protección de Doñana y contrario a la legalización de cultivos en el entorno del parque nacional.

Este manifiesto explica que la información sobre la evolución de los diferentes parámetros hidrogeológicos, hidrológicos y biológicos de Doñana, resultado de los múltiples estudios llevados a cabo en las últimas décadas, no deja margen de duda sobre el deterioro del parque nacional y, por lo tanto, deben replantearse el modelo de planificación y gestión territorial en la zona, remediarse las amenazas que se ciernen sobre este espacio natural y evitar cualquier incremento de la superficie de regadío en el entorno.

El manifiesto, con un respaldo sin precedentes en el campo de la ciencia española, apunta que ya existen afecciones dañinas sobre el ecosistemas y enumera importantes cambios en la distribución de las comunidades vegetales, desaparición de plantas, tendencias negativas relevantes en especies amenazadas de aves, y en aquellos organismos dependientes de hábitats acuáticos, como libélulas, peces, anfibios, reptiles y un largo etcétera, que están erosionando gravemente la biodiversidad del parque nacional.

Las sociedades científicas e investigadores firmantes desde diferentes ámbitos de la ciencia, manifiestan que las presiones globales a las que se enfrenta Doñana son alarmantes e insostenibles, que cualquier incremento de la superficie de regadío resulta una amenaza que desoye la evidencia científica, y que la legislación presenta herramientas suficientes, que deben aplicarse, para frenar el deterioro al que se encuentra sometido el Parque Nacional de Doñana

Desde el manifiesto se asegura que “el grado de deterioro global de Doñana es alarmante, los niveles de explotación de los recursos hídricos son insostenibles y la alteración de la dinámica hidrológica comprometen gravemente este singular ecosistema”.

Otros organismos de relevancia internacional como Unesco, el Convenio Ramsar de Humedales, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la Comisión Europea, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, sociedades científicas, los principales supermercados europeos e incluso de parte de los agricultores del entorno de Doñana (aquellos que sí operan legalmente), han manifestado su preocupación. Todos son conscientes de los efectos que, una decisión de como la que se quiere tomar puede tener sobre este enclave único.

La Comisión Europea se ha mostrado profundamente preocupada por dicha situación e incluso ha advertido de posibles sanciones, ya que estos regadíos están dañando seriamente los acuíferos y los valores naturales de Doñana.

Otra iniciativa interesante que busca proteger el humedal es la propuesta de SEO/ BirdLife. En primer lugar, ha anunciado que pondrá en conocimiento de los convenios internacionales, suscritos por España, y que son de aplicación en el caso de Doñana, esta nueva amenaza para el espacio. En concreto, el Convenio relativo a los Humedales de Importancia Internacional (Convenio de Ramsar); la Convención sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres, el Convenio de Bonn; el Acuerdo para la Conservación de Aves Acuáticas Migratorias Africanas-Euroasiáticas (AEWA, por sus siglas en inglés); y el Convenio relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural de Europa, el Convenio de Berna.

Por otro lado, la ONG ambiental ha reiterado su petición de que las lagunas de Doñana, junto al resto de lagunas costeras del país (El Mar Menor, El Delta del Ebro y La Albufera de Valencia, entre ellos) sean declarados como “primer hábitat en peligro de desaparición en España”

Es hora de cambiar las reglas: el reconocimiento del ecocidio

Sin duda es abrumador el movimiento que se ha generado desde los diferentes colectivos, el mundo científico y las instituciones tanto nacionales como internacionales en defensa de este paraje único. El consenso es incuestionable.

Ahora bien, hemos alzado la voz ante las amenazas que podrían dar la estocada definitiva a Doñana. Pero, ¿qué es lo que está fallando?, ¿cómo es posible que un espacio con tantas figuras de protección haya llegado a este punto?. Si esto está pasando en un enclave donde toda la comunidad internacional tiene puestos los ojos, ¿qué estará pasando en otros lugares menos conocidos)?.

Asistimos con impotencia al devenir de los acontecimientos y vemos que el marco legal actual no está sirviendo para proteger este patrimonio natural. Ninguna de las figuras de protección con la que se ha tratado de defender a Doñana , ni tan siquiera la suma de todas ellas, ha servido para detener el daño, ya que se han convertido en meras declaraciones de buenas intenciones si bien vacías de una protección legal efectiva. He aquí la clave de todo esto

Se actúa con total impunidad sin que se pueda acusar del daño a nadie. Muchos lo han intentado, con denuncias y protestas, pero no han tenido éxito. El marco legal no ha sido eficaz y nos está fallando, le está fallando a Doñana.

Lo que está ocurriendo en Doñana y en otros lugares tan emblemáticos como El Mar Menor, la mayor laguna salada de Europa, es el paradigma de lo que puede llegar a suceder cuando no existe una ley que, de forma efectiva, prohíbe causar daños graves a los tesoros naturales, una ley que evitara que estos daños pudieran llegar a originar su destrucción.

Ante esta situación de desamparo urge un cambio radical y este cambio sólo puede tener lugar a través de una ley superior. No está todo perdido, aún hay esperanza de que la situación revierta. La presión ciudadana puede hacer que los políticos comiencen a tomar decisiones correctas, pero eso nunca será suficiente si no existe una ley lo suficientemente clara y robusta en la que apoyarnos.

Para conseguir esto, necesitamos una ley superior que salte la barrera de intereses particulares y haga prevalecer el valor de la vida sobre cualquier otra cosa. Estamos hablando de tipificar el delito del ecocidio

¿Qué es el ecocidio?

El ecocidio en sentido amplio es "el daño masivo y la destrucción de los ecosistemas, es decir, un daño grave a la naturaleza de forma generalizada o a largo plazo". La definición formal del delito de ecocidio es la que han propuesto de manera consensuada personalidades y expertos en derecho ambiental:

“se entenderá por “ecocidio” cualquier acto ilícito o arbitrario perpetrado a sabiendas de que existe una probabilidad sustancial de que cause daños graves que sean extensos o duraderos al medioambiente”

El ecocidio, cometido repetidamente, durante décadas, es una de las causas fundamentales de la emergencia climática y ecológica a la que nos enfrentamos. Se trata pues de convertir el ecocidio en un crimen internacional, para ello debe ser reconocido por la Corte Penal Internacional (CPI) como un crimen atroz, para ello se deben seguir una serie de pasos que se están llevando a cabo por el movimiento internacional llamado “STOP Ecocidio”.

En estos momentos, el Estatuto de Roma, el documento que rige la CPI, contempla cuatro crímenes:

  • Genocidio
  • Crímenes Contra la Humanidad
  • Crímenes de Guerra
  • Crímenes de Agresión (recientemente agregado)

Actualmente este grupo de expertos de movimiento “STOP Ecocidio” está trabajando para que el Estatuto puede ser modificado añadiendo un quinto crimen: El Ecocidio. A diferencia de simplemente demandar por la vía civil y, como consecuencia, condenar al pago de una multa a las corporaciones o entidades responsables del delito (muchas de ellas ya incluyen esta posibilidad en sus presupuestos, sale más económico pagar la multa que hacer las cosas bien), convertir el ecocidio en crimen crearía un delito que conllevaría la detención y, por ello, las personas responsables de actos o decisiones que provocan graves daños ambientales, podrían ser sometidas a un enjuiciamiento penal.

Para detener el ecocidio de Doñana o de cualquier otro lugar es imperativo que el crimen de ecocidio entre a formar parte de los crímenes universales, los llamados Crímenes Contra la Paz (el genocidio, los crímenes de guerra, los crímenes de lesa humanidad y el crimen de agresión). Cuando esto suceda, cuando se prohíba causar daño a los ecosistemas, tendremos la herramienta para cambiar el curso de la historia, pues evitará que se produzcan nuevos ecocidios y permitirá que todos los ecocidios que están sucediendo lleguen a su fin, incluyendo el de Doñana.

El problema está claro, la solución es compleja

El acuífero de Doñana está sobreexplotado, y la única manera de recuperar esa masa de agua de gran importancia es disminuyendo la presión sobre el mismo. Todo esto está perfectamente caracterizado en el documento de Esquema de Temas Importantes (ETI) del tercer ciclo de planificación hidrológica (2022-2027) de la Demarcación Hidrográfica del Guadalquivir donde Doñana se ha identificado como uno de los temas importantes a abordar durante este nuevo ciclo (consultar la ficha 10. Doñana). Tal y como se muestra en el siguiente mapa, tres de las masas de agua subterránea están en mal estado cuantitativo lo que significa que se extrae más agua de la que entra al sistema. 

Por tanto, la solución es reducir la presión sobre estos acuíferos con el objetivo de que no sigan bajando los niveles para que se vayan recuperando poco a poco. La realidad es que no hay agua para todos


Fuente: Esquema de Temas Importantes (ETI) del tercer ciclo de planificación (2022-2027) de la DH del Guadalquivir

Para hacer frente a estos retos que se plantean en Doñana es urgente implementar un Plan de Acción para salvar Doñana de la desaparición. Eso descarta la propuesta de legalizar las 1.900 hectáreas, todo lo contrario, dicho plan deberá contemplar el cierre de pozos que no cumplan con los requisitos legales. Para su puesta en marcha y ejecución efectiva deberá de dotarse de todos los medios económicos y humanos necesarios para llevarlos a cabo. Casi siempre lo que suelo fallar esto último.

Es el momento de asumir que Doñana está en un serio riesgo de desaparición y actuar con urgencia para salvarla. Hemos de evitar que la conservación de un espacio único en el mundo, y del que dependen muchas personas, desaparezca por completo como consecuencia de decisiones equivocadas que pueden conducir a este humedal a un punto de no retorno

Independientemente de actuar en todos los frentes posibles y aplicando todas las medidas de control necesarias, también se debe seguir trabajando para logar la tipificación del delito de ecocidio de manera de que podamos contar con una herramienta legal robusta con la que se puedan exigir responsabilidades a los culpables de los daños causados.

Si queremos salvar a Doñana es hora de cambiar las reglas. Cuando ya nada ha dado resultado, cuando el marco legal es insuficiente e ineficaz, podemos pensar en tipificar el delito de ecocidio como la vía para dar salida a este problema antes de que sea demasiado tarde. La desaparición de Doñana está en juego.

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