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El viaje en busca de agua: un desafío diario para millones de mujeres

Sobre el blog

Marta Santafé
Consultora especialista en Medio Ambiente, Sector del Agua y Planificación Hidrológica | Directiva Marco del Agua (DMA) | Gestión de sequías e inundaciones | Promotora ODS y Agenda 2030 | LinkedIn Top Voice Sostenibilidad 2022
  • viaje busca agua: desafío diario millones mujeres

El día Internacional de la Mujer que se celebra el 8 de marzo, cuyo mensaje este año es “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”, pretende destacar los enormes esfuerzos realizados por mujeres y niñas de todo el mundo a la hora de definir un futuro más igualitario y la recuperación ante la pandemia de Covid-19, y resalta las deficiencias que persisten.

Mientras que en el llamado “mundo desarrollado” celebramos el 8-M en un momento de crisis mundial por la pandemia causada por la covid-19 y el debate en nuestro país gira en torno a lo oportuno o no de convocar manifestaciones, en otras partes del planeta, que se nos antojan muy lejanas, continúan en riesgo las vidas de millones de personas por no tener garantizada la disponibilidad de agua. Si hablamos de un recurso tan esencial para la vida como el agua, el no disponer de ella es el problema más grave al que se enfrentan diariamente millones de mujeres en el mundo que se ven discriminadas por el hecho de ser mujeres y el papel que les asigna la sociedad.

Para las mujeres y los niños en particular, cada minuto de esta crisis del agua es real y con unas consecuencias terribles sobre sus vidas.

El acceso al agua limpia es una necesidad humana. La necesitamos para casi todas nuestras actividades: para beber, limpiar, cocinar, asearnos y otras más. Sin embargo, todavía hoy, 2.100 millones de personas —cerca del 30 % de la población mundial— no tienen acceso al agua potable.

Poder disponer de agua es una preocupación diaria para millones de personas. Por desgracia, las más afectadas por este problema son las mujeres y niñas debido a que cargan con la tarea de recoger el agua. Esta actividad implica mayor riesgo de sufrir violencia en los a menudo peligrosos caminos y disponen de menos tiempo para otras actividades —como trabajo con generación de ingresos, asistencia a la escuela o incluso actividades de ocio y esparcimiento—. Todo esto impide que las mujeres y las niñas vivan con plenitud.

La falta de acceso y disponibilidad de agua potable y servicios de saneamiento tiene consecuencias devastadoras en muchos aspectos de la vida diaria de las mujeres, repercutiendo en su trabajo, en su seguridad, en sus oportunidades de formación y en la equidad de sus derechos.

Los problemas relacionados con el agua no afectan a todos por igual. Debido al reparto de tareas las mujeres siguen siendo las principales responsables del cuidado de la familia y el hogar y de ir a buscar agua. El agua es un desafío diario y angustioso para millones de mujeres. Es una carga que les atrapa en la pobreza.

Las mujeres y los niños deben soportan la carga de caminar varios kilómetros todos los días para encontrar agua en zonas que muchas veces están contaminadas por lo que contraen enfermedades transmitidas por el agua que los enferman a ellos y a sus familias. Las enfermedades y el tiempo perdido para buscar el agua les roba el futuro a comunidades enteras, especialmente a las mujeres y niñas.

Los días para estas mujeres son muy duros, se despiertan temprano y con gran esfuerzo caminan varios kilómetros hasta llegar a un pozo o punto con agua donde extraen la que necesitan para cubrir las necesidades diarias de su familia. La ida es más ligera porque el recipiente que utilizan está vacío pero la vuelta se hace más dura ya que cargan en sus cabezas unos 15 litros (el equivalente de un niño de cinco años durante tres horas cada día, y algunas mujeres llevan incluso más peso, hasta 30 kilos en un bidón que llevan a la espalda), esta carga les provoca dolores de cuello y dolencias crónicas, entre otros problemas de salud. Lo llevan hasta su casa donde lo usará para lavar la ropa, fregar los platos, bañar a sus hijos, para cocinar y beber. Apenas les queda tiempo para otras tareas, trabajar o que las niñas asistan a la escuela no se contempla en sus planes.

Además, la carga de ir a buscar agua les expone al riesgo de asaltos y accidentes. Las mujeres y las niñas se quedan a menudo en casa y no acuden al trabajo o a la escuela para ocuparse de los miembros de la familia que contraen enfermedades relacionadas con el agua.

En el caso de las niñas también faltan a la escuela cuando no hay letrinas que les ofrezcan un espacio privado para ocuparse de su higiene íntima durante la menstruación. Presentan una mayor vulnerabilidad a las infecciones, ya que pueden tener que esperar hasta que se haga de noche para hacer sus necesidades.

Esta clara situación de desigualdad se evidencia en el tiempo que dedican a esta tarea. Las mujeres invierten únicamente en recoger agua, alrededor del 26% de su jornada diaria. Una fuente pública y una sencilla canalización son vitales en muchos lugares, especialmente para ellas. Cuando lo hay, son motor de desarrollo y favorecen además la educación.

Dedicar tantas horas a la recogida y transporte de agua impide a mujeres y niñas emplear ese tiempo en otras actividades productivas o educativas. Esto hace que los índices de escolarización femenina sean más bajos que los de sus compañeros varones. También la falta de unas instalaciones seguras, separadas e íntimas en las escuelas es uno de los principales factores que impiden que las niñas asistan a clase, en especial cuando están menstruando.

Se trata de un tiempo que se les roba a las mujeres negándoles un futuro. Las Naciones Unidas estiman que solo en el África subsahariana se dedican 40.000 millones de horas al año yendo a buscar agua. Las horas que se pasan recogiendo el agua suelen ser las equivalentes a las horas que se necesitan para sacar adelante un comercio y ganarse la vida. Pero no tienen elección entre trabajar o ir a por el agua, ya han elegido por ellas. Por eso, cuando se emplea casi todo el día en tratar de cubrir necesidades básicas, no hay tiempo para hacer mucho más.

En este contexto el acceso al agua potable es fundamental para el desarrollo de cualquier comunidad. El agua segura, confiable y accesible lo cambia todo, especialmente la vida de las mujeres.

El acceso al agua potable mejora la salud de las familias y los niños, mantiene a las niñas en la escuela, les devuelve el tiempo perdido en la recogida del agua y empodera a las líderes del mañana. Cuando los estudiantes se liberan de la recolección de agua, regresan a clase. Con letrinas adecuadas y seguras, las niñas permanecen en la escuela durante la adolescencia. Tener garantizada el agua les permitirá pensar en su futuro. Ellas merecen no tener esa preocupación al igual que nosotros cuando abrimos el grifo en nuestros hogares.

Las mujeres y las niñas constituyen la mitad de la población del mundo. Su contribución y su liderazgo son esenciales para encontrar una solución. 

En los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU se reconoce la importancia de reducir el número de personas sin acceso sostenible a agua potable y servicios de saneamiento. Los países y los gobiernos afectados por este problema deben priorizar, acelerar y poner todo el esfuerzo en reducir la pobreza del agua, sólo así las mujeres y niñas tendrán una oportunidad para poder decidir sobre sus vidas y su futuro.

Si se invierte en la mejora de los servicios de acceso y saneamiento se estará combatiendo la desigualdad de género. Además, las mujeres deben de estar en el centro de los cambios, de lo contario se corre el riesgo de perpetuar un reparto de roles injusto.

No perdamos tampoco de vista el compromiso recogido en el ODS 6 de la Agenda 2030, la hoja de ruta de Naciones Unidas para el desarrollo sostenible. Dicho objetivo establece que hay que "garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todas las personas". El reto es lograr el acceso universal y equitativo al agua potable, así como a servicios de saneamiento para acabar con la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones vulnerables”.

Actuemos pues y exijamos a los gobiernos para que diseñen políticas y programas que respondan a las necesidades de las mujeres y niñas más vulnerables en contextos de falta de agua segura. Esto incluye la adopción de medidas que faciliten el acceso al agua potable de manera que las mujeres tengan más tiempo para obtener ingresos, las niñas más posibilidades de asistir a la escuela, y la salud y la higiene familiar mejoren.

Velemos por el cumplimiento del principio 2 de la Agenda 2030: no dejar a nadie atrás. “No Dejar a Nadie Atrás” es la promesa central y transformadora de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Representa el compromiso inequívoco de todos los Estados miembros de la ONU de erradicar la pobreza en todas sus formas, poner fin a la discriminación y la exclusión, y reducir las desigualdades y vulnerabilidades que dejan a las personas atrás y socavan el potencial de las personas y de la humanidad en su conjunto.

En la celebración del Día Internacional de la Mujer no dejemos atrás a estas mujeres y niñas, demos visibilidad a esta situación de desigualdad y alcemos la voz por ellas para que puedan ser las dueñas de sus vidas y su futuro y no esclavas del agua.

Fuentes consultadas: